miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sentir la muerte.


Sentir la muerte es algo muy complicado, indeseable y doloroso. Es difícil y desgarrador no solo por el hecho de que en algún momento todos tendremos que morir, también porque es inevitable conectar a nuestros seres queridos con esa sensación.
¿Qué significa esto para nosotros? ¿Acaso pensar en la muerte nos hará valorar mucho más la vida? A decir verdad, mi objetivo con este texto no es el de, para nada, repetir todas aquellas frases cursis y agotadoras que nos hacen “reflexionar” y “querer más a la vida y lo que tenemos”… ¡MENTIRA! Lo que nos hace catarsis de verdad no es pensar en la muerte ni todas esas “reflexiones” porque todo eso es solo pasajero, la mayoría no adopta ningún pensamiento como suyo así porque sí, casi nadie tiene el interés de hacerlo porque no le importa en ese instante, no le está pasando y no tiene que ver con él o ella, así que en fin…
Lo que cojonudamente recién nos hace reaccionar y empezar a apreciar y valorar la vida, por lo menos un poco más que antes, es la sensación de la muerte cerca de nosotros, porque alguien conocido lamentablemente falleció y por algún motivo recordaremos, esa sensación de vacío y escalofríos que nos atraviesa y hace que perdamos el sentido por un segundo. Lo que nos hace cambiar es el hecho de inconscientemente conectar, como mencioné antes, a nuestros seres queridos más cercanos de alguna u otra forma a esta sensación y pensar en eso, eso sí que resulta casi indescriptible. Pensar en asimilar y tener que aceptar a la muerte tocándonos y ya no solo sintiéndola es algo que nos ocasiona mucho sufrimiento, pensar en tener que vivir ese proceso por tus padres, tus hermanos, tus hijos, tu familia en general, tu mejor amigo o amiga, según el grado de afecto que tengas hacia esa persona.
Es verdad que hay cosas a las que debemos darle mucha más importancia y por las que preocuparse más que otras como, por ejemplo, cuidarnos en todo sentido, observar todo con un punto de vista más humanista, más auténtico, encontrar por más difícil que sea un balance, un equilibrio en nuestras vidas y sobretodo prevenir, pero a lo que quiero llegar es que, particularmente opino que nuestras acciones, al ser provocadas siempre por nuestras decisiones, tienen que ser algo que realmente queramos, algo que nazca de nosotros mismos y no porque resulte siendo una especie de obligación ni mucho menos porque resulte siendo provocada por una de esas “frases y pastillitas de reflexión”. Así que, si realmente queremos recapacitar lo que debemos hacer es empezar a cambiar pero de verdad y no solo quedarnos sentados a tomar conciencia y reflexionar.

Carlos Cruzalegui Castro.

No hay comentarios: